Siempre
se ha dicho, se ha repetido, se ha tenido en cuenta que, somos
nuestros hechos y nuestros actos, no así las palabras, porque éstas están en continuo cambio.
nuestros hechos y nuestros actos, no así las palabras, porque éstas están en continuo cambio.
Los
hechos y las acciones siempre están presente porque son lo que hemos realizado,
de ahí que perdure y sea una realidad constante en el tiempo, mientras que las
palabras son pronunciamientos que realizamos, pero que las adaptamos según nos
vengan las situaciones, quedando demostrado que las variamos dependiendo de
nuestros intereses, no así, de nuestros principios.
Éstos
los mantenemos interiores, no los expresamos para que queden intactos, pero son
siempre contrarios a los hechos y actos, ya que varían en relación al beneficio
o perjuicio que pudiera conllevarnos.
Hacemos
"mu por el foro" dejando de lado nuestros principios, sabedores de
que éstos a exponerlos nos traerían problemas, en cambio, los actos y hechos
que venimos realizando van parejos a la realidad del momento que vivimos.
Es
por eso, que las palabras se las lleva el viento, los actos y hechos perduran
en el tiempo, y los principios se callan o se esconden porque son valores que
la sociedad y su gente no tienen en cuenta por el hecho de no dar beneficios de
mercado.
Si
nos viéramos cómo realmente somos, nos daríamos cuenta —aunque es un hecho
contractado— que, asumimos más de lo que decimos, de esta manera no tenemos que
enfrentarnos a la realidad de los actos que nos fuerzan al hacer y asumir que
son contrarios a nuestros principios, de ahí, que nuestras palabras sean más
variables que nuestros hechos.
bayekas
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