La verdad, también, es que no sé si esto valdrá para algo.
La
verdad, tampoco entiendo el por qué estoy escribiendo esto.
La
verdad, es que no se nada.
Esa
sí es la verdad.
Ahora
bien, cada uno tiene su verdad, los políticos cuando hablan y prometen están
diciendo su verdad, la verdad de ese momento, la verdad que les convienen que
escuchemos y que creamos para que puedan seguir en sus escaños, en sus
concejalías, en su puesto, pues lo han ganado con su verdad. Después puede que
se vea que no es así, pero de momento, ahí está su verdad.
¿Tú
crees que todos tienen la verdad?
Recuerda
que son de ideologías distintas, defienden distintas ideas, distintos
programas, distintos intereses.
¡Entonces!
¿Todos
dicen la verdad?
Así
podríamos dialogar o analizar distintos estamentos sociales, sindicales,
empresariales, incluso particulares.
¿Por
qué no?
¡Nadie
lo impide!
Hoy
es de esos días, mejor dicho, hoy es de esas noches que, uno se encuentra raro
y le da por hacerse preguntas, por analizar, por leer, por pensar, por meditar,
por usar el cerebro, que para eso se tiene. La verdad es que uno con esto del
confinamiento no tiene mucho tiempo para hacer cosas que tenía que haber
realizado, pero no se sabe el por qué, al final se posponen para otro momento;
del mismo modo, se hace promesas que se postergarán en el tiempo.
Hablando
de tiempo, ese que tienes o que te lo tomas, a pesar de todo lo que te has
propuesto hacer y lo dejas de lado. Ese tiempo es el llamado basura que, lo
tienes entre manos y no vale para nada, que divagas en el hacer dedicándolo a
ver y ver gilipolleces por Internet, es a este sentido al que me refiero, aparte
de ver lo que circula por las redes sociales, que en la mayoría de los casos no
tiene ningún sentido, no vale para nada, es o parece ser la verdad de unos
pocos, por decir que son menos todavía de lo que uno piensa o realmente es,
pero que mucho después de ver que no valen para nada, se limitan a reenviarlo continuamente sin
apenas leerlo, meditarlo, pensar lo que dice, discurrir su significado o su
sentido, si puede o no ser verdad, no la del otro, si no la suya, la de uno
propio, hablamos en presente, no en pasado por el hecho de que ocurrió, y si es
así, el hecho de ocurrir le acompaña la verdad, pero la verdadera; y en futuro
cuando se habla o se escribe, no se puede saber lo que va a suceder, está este
hecho en el limbo de lo que puede venir o puede suceder, de lo venidero como
posibilidad, no como verdad.
De
ahí, que leas por las redes sociales, "este Gobierno va a rebajar las
pensiones un 40%; ésta es una de tantas gilipolleces sin sentido que circulan
en Facebook y en más sitios, y te das cuenta de que hay personas que se lo
creen porque otro se lo ha mandado que, a su vez, otro más se lo mandó, pero
ninguno se puso a pensar si es verdad, si es una realidad o un hecho
contrastado. Simplemente lo ponen en circulación porque lo recibieron. ¡Y ya
está! Cómo eso hay mucho más.
¡Joder!
¿Es que estas personas no tienen cerebro? ¿No piensan? ¿No saben lo que
conlleva tomar esas decisiones?
La
verdad, es que estoy en la creencia, de que lo mandan a los demás porque ello
lo recibieron; es como el que tira la basura al contenedor de desperdicios, con
ese —y único— sentido, ellos lo vuelven a mandar.
La
verdad, por último, es que no nos paramos a pensar, no pensamos, o lo más
doloroso, no sabemos pensar. ¡Qué gran verdad! De verdad dad.
bayekas
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