Publicado:
22/10/2018
Querid@
usuari@:
Mi
nombre es Rebeca, Ángela, Eli, Aroa, Duli, Ángeles, Mati, Adri, María y
Gelines.
Soy,
en verdad, la voz conjunta que habla por estas diez mujeres que inician
su formación como Auxiliar de Ayuda a Domicilio.
su formación como Auxiliar de Ayuda a Domicilio.
Estoy
aquí debido a la necesidad personal y social que encuentro de capacitarme y
adquirir conocimientos y habilidades de atención a personas con alguna
dependencia, y de prevención del avance de la misma, para que sean lo más
independientes que puedan durante el mayor tiempo posible.
He
cuidado de personas con diferentes enfermedades: Demencia, Ictus, Parkinson,
etc. Todas ellas tenían dificultades como: movilidad reducida, pérdida de
memoria, falta de control de esfínteres, úlceras,… Por falta de información
y formación de cómo hacer las cosas “bien” y la sobrecarga de trabajo tuve
problemas de salud.
Cuidé
de mi madre y abuela con Alzheimer, hasta entonces para mí un gran
desconocido. Viví momentos de frustración, inseguridad, impotencia, dolor y a
la vez amor, que no sabía cómo encajar, mientras la veía apagarse: triste,
flaca, acabada, ausente, frágil e incapaz de todo.
Cuidé
de mi hermana con Fibromialgia, en un mundo de dolores, trastornos y
sufrimientos incomprendidos.
Cuidé
de mis abuelos, enfermos de Parkinson. Sus temblores y su rigidez disminuían
su movilidad. Yo llegaba a enfadarme conmigo misma cuando a veces, al intentar
ayudarles, no conseguía evitar sus caídas.
Cuidé
de mi madre, que padecía una artritis dolorosa que la limitaba en sus labores
de cada día. Pasado un tiempo me di cuenta que mi propio estado anímico
estaba por los suelos. Quizá influyó el no tener los conocimientos y
habilidades para cuidarla mejor, y también cuidarme yo.
Cuidé
a una mujer mayor a la que el mundo se le había venido encima, sufría una
fuerte depresión y hasta había perdido su independencia en casi todas las
actividades del día a día (más que la capacidad de hacer las cosas, lo que
perdió fueron las ganas de hacerlas). ¡Y todo ello a raíz de una caída! Era
un poco frustrante luchar cada día contra ese enemigo invisible que es la
depresión, pero vi lo importante que fue mi trabajo tanto en el apoyo físico
como en el emocional.
Cuidé
a mi abuela con demencia: poco a poco perdió la memoria, sufría alucinaciones
y ¡a veces ni me conocía! Perdió la movilidad también, hasta el punto de
quedar encamada. Yo a veces me sentía impotente al querer ayudarla, porque
parecía que le causaba dolor una simple caricia.
Todo
esto que he vivido, lejos de amedrentarme, me ha traído aquí́, con el firme propósito
de obtener mi certificación profesional.
Me
gusta ayudar, soy amable, cariñosa, lista, dedicada, responsable, cercana. ¡Yo
soy cuidadora!
Deseo
saber más, deseo hacerlo mejor y me veo capaz de adquirir los conocimientos y
habilidades profesionales sanitarios y sociales para no sólo ser una buena
persona a la que “le gusta cuidar”, sino desempeñar esta labor de forma
profesional y darle a usted una mayor calidad de vida.
Se
despide atentamente esta futura Auxiliar Socio-Sanitaria a Personas
Dependientes en el Domicilio:
Rebeca,
Ángela, Eli, Aroa, Duli, Ángeles, Mati, Adri, María y Gelines
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