En
el número 78 de la revista Mas allá de la ciencia informaban de la
sorprendente y reciente apertura del inaccesible mundo de Carlos Castaneda y su grupo de brujos, que en el último año (1995) han decidido dar a conocer, mediante seminarios y encuentros abiertos, los pases mágicos heredados por ellos de la tradición tolteca y a los que denominan tensegridad. En el último de estos seminarios, celebrado el pasado mes de diciembre en la ciudad de los Angeles, el siempre elusivo Castaneda, posiblemente el más famoso de los brujos modernos, concedió la breve, pero sorprendente entrevista que se ofrece a continuación.
sorprendente y reciente apertura del inaccesible mundo de Carlos Castaneda y su grupo de brujos, que en el último año (1995) han decidido dar a conocer, mediante seminarios y encuentros abiertos, los pases mágicos heredados por ellos de la tradición tolteca y a los que denominan tensegridad. En el último de estos seminarios, celebrado el pasado mes de diciembre en la ciudad de los Angeles, el siempre elusivo Castaneda, posiblemente el más famoso de los brujos modernos, concedió la breve, pero sorprendente entrevista que se ofrece a continuación.
Por
Benjamin Epstein – Traducción: Rosa coll
En
esta ocasión el motivo del encuentro, celebrado en la sede de Anaheim, fue el
de repasar todos los pases mágicos que hasta la fecha el grupo de Carlos
Castaneda ha enseñado a los asistentes de sus curses, además de haberlos
plasmado en dos videos, el segundo de ellos aparecido tan solo unos días antes
de la elaboración de este trabajo. El periodista norteamericano Benjamin
Epstein fue uno de los asistentes al curso, que además de pases mágicos o
tensegridad estuvo tan lleno de sorpresas y revelaciones como siempre, con la
presencia, además, del propio Carlos Castaneda y toda la fuerza de sus palabras
y sus vivencias mágicas.
También
como siempre, la aceptación de Castaneda para contestar la siguiente entrevista
(aparecida en Los Ángeles Times el 26/12/1995) fue súbita y nada preparada.
Simplemente, Benjamín Epstein logró alcanzar al nuevo y ultimo nagual del
linaje de Juan Matus y este, inexplicablemente, le invito a almorzar junto a su
grupo. Durante la conversación, que se desarrolló con el acompañamiento de un
muy terrenal sándwich de queso derretido y una ración de tocino con patatas
fritas, Castaneda se mostró, en palabras del periodista, agradable y
espontaneo.
• Por qué no permite usted ser fotografiado
ni que graben su voz?
Ambos
son modos de fijarlo a uno en el tiempo. Hay una cosa que el brujo no hace:
estancarse. La palabra fijada, el retrato que fija, son la antítesis del brujo.
• ¿Es la tensegridad el Tai Chi tolteca?
¿Podría definirse como un arte marcial mexicano?
La
tensegridad no tiene límites políticos. Reclamar orígenes resulta absurdo, y
comparar la tensegridad con el yoga o el Tai Chi no es posible puesto que
tienen un origen distinto y un propósito diferente. El origen de la tensegridad
es chamánico y chamánico es también su propósito.
• ¿Dónde encajaría Jesucristo o Buda en
todo esto?
Ambos
son ideas, ideas demasiado grandes, demasiado gigantescas para ser reales.
Jesucristo
o Buda son deidades. Uno es el príncipe del budismo, el otro el hijo de Dios.
Ideas de este tipo no pueden usarse en un movimiento pragmático. La diferencia
entre la religión y la tradición chamánica consiste en que las cosas con las
que trata el chamanismo son extremadamente prácticas. Los pases mágicos o
movimientos a los que nosotros llamamos tensegridad son solo un aspecto de
ello.
• ¿Es eso lo que ustedes hacen todo el
tiempo, pases mágicos?
¡No!
Lo que pasa es que yo era muy rechoncho, estaba bastante gordito, así que don
Juan me recomendó la practica obsesiva de pases mágicos para mantener mi cuerpo
en un estado óptimo. De modo que, en cuanto a actividad física, sí, eso es lo
que hacemos. Los movimientos de tensegridad fuerzan nuestra atención a
concentrarse en la idea de que somos esferas luminosas, un conglomerado de
campos de energía que se mantienen unidos por un pegamento especial.
• ¿Dónde vive usted?
No
vivo aquí, no estoy aquí en absoluto; por eso suelo usar el eufemismo
"Estuve
en México". Todos nosotros dividimos nuestro tiempo entre el estar aquí y
el ser jalados por algo que es indescriptible y que nos convierte en visitantes
que se adentran en otros reinos. Pero apenas se comienza a hablar de esto, uno
suena como un bobo total.
• En su libro El don de águila afirma que
don Juan Matus no murió, sino que "partió", "se consumió en el
fuego interno". ¿Usted va a "partir" o va a morir?
Dado
que soy un imbécil, estoy seguro de que voy a morir. Quisiera tener la
integridad necesaria para partir del modo como él lo hizo, pero no hay
seguridad y tengo el terrible temor de que no lo voy a poder lograr. Pero lo
deseo. Uso toda mi cabeza –mis dos cabezas- con ese propósito.
• Recuerdo un artículo, hace una década al
menos, que lo llamaba "el padrino de la nueva era"
No,
decía "el abuelo de la nueva era". Y yo pensé: ¡por favor, llámenme
tío o primo, pero no abuelo! Tío Carlitos no estaría mal. Me siento fatal
siendo abuelo de cualquier cosa. No se imagina usted como lucho contra la edad,
contra la senilidad y la ancianidad. He luchado 35 años. Las tres personas con
las que he trabajado Carol Tiggs, Taisha Abelar y Florinda Donner, han hecho
otro tanto durante todos estos años. Parecen niñas fabulosas que toman y toman
energía sin cesar para continuar siendo fluidas. Sin fluidez no es posible
viajar a ningún lado.
• Juan Matus le enseño a "ver".
Ahora mismo, si usted se fija en mi persona, ¿qué es lo que "ve?"
Tengo
que estar de un humor especial para "ver". Necesito ponerme muy
sombrío, muy pesado. Si estoy alegre y liviano no veo nada. Me enrolé en la
marina para ver el mundo y ¿qué veo? ¡Veo el mar! (*) Sé más de lo que
quisiera, es el infierno, el verdadero infierno. Si uno ve demasiado, uno se
toma insoportable.
• Talia Bell, la organizadora del
seminario y presidente de Cleargreen Inc., parece muy allegada a usted. ¿Forman
acaso pareja?
Nosotros
somos seres ascéticos, no tenemos relaciones de orden sexual, lo cual es una
maniobra difícil, muy difícil para nosotros. Don Juan me recomendó que debía
conservar mi energía porque no tengo demasiada, dado que yo no fui concebido en
condiciones de una gran pasión sexual. La mayoría de la gente no es creada en
esas situaciones de gran pasión. Sin embargo, Talia nació con energía
suficiente como para hacer lo que quiera.
• ¿Pueden también las personas casadas
hacer lo que quieran?
Es
una pregunta que ha surgido muchas veces y repito que se trata de una cuestión
de energía. Si uno sabe que no fue creado en un estado de real excitación, es
mejor que no, que se abstenga. En este nivel energético no es importante si la
gente está o no casada. Pero con el lanzamiento de la tensegridad, no sabemos
en realidad que va a pasar ni como esta va a repercutir en las personas que la
practiquen.
• ¿No saben qué va a pasar?
¿Cómo
podríamos saberlo? Esto es una implicación de nuestro sistema sintáctico.
Nuestra sintaxis requiere un comienzo, un desarrollo y un fin: yo fui, yo soy,
yo seré. Estamos atrapados en ello... pero ¿cómo podríamos saber de qué va a
ser capaz usted si tiene la suficiente energía? Esa es la cuestión y la
respuesta es que usted va ser capaz de cosas estupendas y mucho más excitantes
que las que puede llevar a cabo ahora, sin ninguna energía. Don Juan Matus me
recomendó que cuidara mi energía porque me estaba preparando para algo, pero no
sé para qué...
• Usted habla de la línea de brujos de
Juan Matus. ¿Conoce otras?
Me
topé con un indio maravilloso del sudoeste y aquel fue un acontecimiento
memorable, la única vez que encontré un verdadero brujo fuera del linaje de don
Juan. Un joven profundamente involucrado en el tipo de actividad en la que don
Juan estaba involucrado. Hablamos durante dos días, después de los cuales él,
por alguna razón, sintió que me debía algo. Más tarde, un día, cuando conducía
un volkswagen en medio de una tormenta de arena que estaba a punto de hacer
volcar mi coche y que ya había arruinado el parabrisas y hecho desaparecer la
pintura de un lateral, apareció de pronto un gran camión que se colocó entre el
viento y mi coche; y una voz me llamo desde la cabina diciéndome: "
escóndase junto al costado de mi camión". Hice lo que me indicaban y así
continuamos el camino durante muchas millas a lo largo de la autopista 8.
Cuando finalmente el viento se calmó y paramos, me di cuenta de que ya no estábamos
en esa ruta, que nos habíamos ido del camino pavimentado. El conductor del
camión bajó y entonces pude ver que era aquel indio, quien me dijo: "he
pagado mi deuda. Esta usted en el otro lado y ahora quedamos en paz. Retroceda
hasta el camino pavimentado". Ambos retrocedimos. Una vez en la autopista
di vueltas y más vueltas para volver a encontrar aquel camino de tierra, busqué
algún desvío, pero fue imposible hallarlo. Aquel indio joven me había llevado a
otro reino y yo no podía contenerme. ¡Que poder, que disciplina exquisita la
suya! Me había llevado a otro mundo, con coche incluido, cuando en aquella
época yo apenas podía llevarme a mí mismo a ese otro lado. Nunca más me hablo,
jamás.
-¿Por
qué afirma usted ser el último brujo del linaje de don Juan Matus?
Para
que yo continuase la línea de Don Juan debería tener una disposición energética
especial que no tengo. No soy un hombre paciente, mi modo de moverme es
demasiado abrupto, demasiado perturbador. Don Juan siempre se hallaba allí, a
nuestra disposición. El no desaparecía, sino que acomodaba sus apariciones y
desapariciones de modo que pudiera satisfacer nuestras necesidades. ¿Como
podría yo hacer algo así?
(*)
Conocida canción inglesa que juega con las palabras ver "see" y mar
"sea" cuya pronunciación es la misma.
Revista
Mas Allá de la Ciencia. Febrero de 1996
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