Jesús
Marañajmarana@infolibre.es @jesusmarana
Publicada
el 14/05/2020
Señora
Presidenta de la Comunidad de Madrid:
Quiero
resumirle una historia sucedida en una residencia de la sierra madrileña, uno
de esos geriátricos que no pertenecen a ningún fondo de inversión ni a ninguno
de esos empresarios multimillonarios que usted frecuenta. Es propiedad de una
familia que concibe el cuidado de los mayores como una actividad que exige
mucho más que la rentabilidad inmediata, que precisa vocación de servicio,
sensibilidad, conocimientos, una plantilla profesional competente y dignamente
retribuida, instrumental sanitario suficiente… Toda una serie de condiciones
que a la hora de afrontar esta pandemia han ayudado, seguro, a que en esa
residencia no se haya producido un solo contagio, ni entre los ancianos ni
entre los empleados.
Mes
y medio después de empezar el horror, una residente se rompió la cadera.
Llamada a la ambulancia para traslado al hospital de referencia. Primer
conflicto con el servicio de ambulancias: “Aquí no entra nadie sin equipo de
protección y sin garantías de que todo el material que utilizan esté
desinfectado”. Se la llevan finalmente. Al ser ingresada, se le realiza PCR y
da negativo para coronavirus. Es operada, y tres días más tarde se comunica a la
residencia que proceden a “devolver” a la paciente, que se recupera con
normalidad. “¿Se le ha repetido la prueba?”, pregunta la responsable del
geriátrico. “No, ya se le hizo al entrar”. Costó tensas conversaciones lograr
que se le repitiera la prueba. En lugar de PCR le hicieron un test serológico
(ver aquí las diferencias). Dio positivo. La directora de la residencia exigió
que el hospital la mantuviera ingresada u ofreciera a los familiares alguna
solución porque no podía permitir que entrara en su centro de cuidados alguien
portador del virus después de haber mantenido blindado el recinto durante las
semanas más duras, cuando iban cayendo miles de ancianos en otros centros de la
comunidad de Madrid. Trasladada a la planta de covid-19, tres días más tarde se
le repite la prueba PCR. Y vuelve a dar negativo. La responsable del geriátrico
admite de nuevo a su residente (para alegría de la familia, que en ningún
momento ha podido acompañar a su madre/hermana/abuela en estos dos meses) y se
las apaña para mantenerla por precaución en aislamiento durante estos 15 días.
Señora
Díaz Ayuso: sinceramente me importa un pepino dónde viva usted, siempre que se
lo pague de su bolsillo y no suponga ningún intercambio de favores que
repercuta en el bolsillo de los contribuyentes. Luego volveré al asunto de los
apartamentos de lujo y los misteriosos contratos evanescentes, pero antes
quiero trasladarle una pregunta: ¿Cuál es su plan de desescalada para las
residencias de ancianos y centros de mayores? “Están en ello”, es la respuesta
que desde las consejerías responsables ofrecen cuando cada mañana se pregunta
desde cualquier geriátrico o desde un medio de comunicación. Lo cual me parece
aún más preocupante y ofensivo que las burdas mentiras que rodean toda su
estancia en esa lujosa suite.
Le
recuerdo que en Madrid han fallecido 8.760 personas por coronavirus, y de ellas
al menos 5.846 eran mayores que vivían en residencias (ver aquí). Es la
comunidad con más alta mortalidad, seguida de Cataluña. Por mucho que desde el
primer minuto usted y su partido se hayan dedicado a cargar todas las culpas
sobre el “mando único” asumido por el Gobierno central con el decreto del
Estado de Alarma, usted sabe que las competencias directas sobre las
residencias siguen correspondiendo a las comunidades autónomas, que pueden
solicitar ayudas, refuerzos o medios al Gobierno central (que ha enviado, por
ejemplo, a la UME para la desinfección de edificios). No voy a entrar en esa
cansina y a mi juicio irresponsable estrategia política de la confrontación
total que usted ha alimentado en lugar de ejercer su responsabilidad y aportar
soluciones. El examen detallado de la gestión de cada cual en esta pandemia
llegará, a todos los niveles y sobre todas las administraciones. Ahora, si no
le importa, toca centrarnos en evitar más muertes de las que ya hemos sufrido.
La
historia que le contaba es ejemplo y consecuencia de la siguiente realidad: dos
meses después de decretarse el Estado de Alarma y mientras usted se empeña en
que Madrid pase a la fase 1 digan lo que digan los datos epidemiológicos y
sanitarios y su propia (y dimitida) directora de Salud Pública, las residencias
de mayores siguen siendo una bomba de relojería. Porque sólo se están haciendo
test serológicos (ni siquiera PCR) en los centros donde hubo más víctimas y a
quienes ya tienen síntomas. No se hacen en las residencias “limpias” de virus,
donde obviamente terminará entrando también si cualquier residente va y vuelve
de un hospital sin un estricto control y seguimiento o si los profesionales que
los atienden se contagian en sus casas o en el supermercado, porque tampoco se
les hacen pruebas a ellos.
La
amenaza de colapso socio-sanitario, señora Díaz Ayuso, sigue aquí. Le contaré
otro caso distinto para ver si lo entiende. Una familia (castigada en lo
físico, lo económico y lo laboral por la pandemia) necesita ingresar a un mayor
sano en una residencia “limpia” de coronavirus. Como es lógico, debe
comprobarse que no está contagiado, y para ello la familia se ve obligada a
buscar una entidad privada que le cobra 140 euros por realizar una PCR. Para
que se haga una idea: casi el doble de lo que el empresario Kike Sarasola dice
que le cobrará a usted por cada día de estancia en esa suite con terraza de
cien metros y vistas al Palacio Real.
Aunque
todo esto me indigne, debo reconocerle que no me sorprende, porque en realidad
responde a esa ideología que sale del horno aznarista de Faes y que se resume
en el tan neoliberal grito de “¡sálvese quien pueda!”. Que cada uno se las
arregle por su cuenta, de manera que siempre se apañará mejor quien más
recursos tenga, al margen de la forma de obtenerlos. Al Estado sólo se recurre
para socializar pérdidas, o cuando es preciso exprimir la caja común en
beneficio de ese capitalismo de amiguetes que en España ha funcionado a pleno
rendimiento desde el siglo XIX, con independencia del régimen político de
turno. Me sigue sorprendiendo, sin embargo (¡seré ingenuo!), el desparpajo con
el que actúan usted y los suyos. Pablo Casado ha calificado la respuesta a la
pandemia en Madrid como “un icono” (ver aquí). No se cansa su jefe y amigo de
defender su gestión como ejemplo y hoja de ruta del PP: “Es lo que haríamos a
nivel nacional” (ver aquí). Este mismo miércoles, Cayetana Álvarez de Toledo se
ha permitido espetar a Carmen Calvo en el Congreso: “Su negligencia se cuenta
en miles de vidas rotas y millones de vidas arruinadas”, para rematar exigiendo
al Gobierno que proclame “gracias, Ayuso; gracias, Madrid” (ver aquí). Sin
complejos.
Señora
Díaz Ayuso, tampoco puede sorprenderme ya el lío del apartamento. Se empieza
con un alzamiento de bienes de manual (ver aquí), se continúa con tráficos de
favores para que Avalmadrid se coma las deudas de su familia (ver aquí) … y por
ahí se llega a ocupar durante dos meses una suite de lujo, hasta que Eva
Lamarca, periodista de Vanity Fair, la descubre y documenta las sucesivas
mentiras con las que pretende usted justificar lo injustificable tomando por
idiotas (otra vez) a los contribuyentes de la comunidad de Madrid (ver aquí).
Hará
usted, seguramente, lo que acostumbra (con el asesoramiento del ínclito Miguel
Ángel Rodríguez MAR): utilizar algún medio a su servicio para aparecer como
víctima, ya sea desvelando intimidades melodramáticas por las que nadie le ha
preguntado, ya sea posando como Mater Dolorosa (ver aquí). Mientras va
pergeñando el siguiente paso en esa táctica vomitiva, y en lugar de regalarme
una mascarilla que preferiría entregara en cualquier centro de salud, hospital
o residencia, le ruego tres cosas:
1.-
Pague lo que deba por su lujoso hospedaje sin utilizar un solo céntimo, ni en
líquido ni en especie, de dinero público.
2.-
No se empeñe en precipitar a Madrid a una fase de desescalada que pueda poner
en riesgo de nuevo la fortaleza del sistema sanitario. (De paso consulte a
algún médico, por favor, antes de soltar otra sandez como la de que en Ifema
los pacientes “sanaron muy bien” por “los techos altos”).
Y
3.- Escuche a responsables de residencias de ancianos y no sólo a empresarios
amigos o a grandes grupos inversores, y presente de una vez un plan de
actuación sobre geriátricos y centros de mayores que permita, al menos, evitar
más “miles de vidas rotas”, ese drama que debería avergonzarnos a todos, que su
compañera Álvarez de Toledo considera originado por la “negligencia del
Gobierno” y que familiares de fallecidos ya han llevado ante la Fiscalía
acusándola precisamente a usted, a su consejero de Sanidad y a los directores
de diez geriátricos de homicidio imprudente, trato vejatorio, prevaricación y
denegación de auxilio (ver aquí).
Atentamente,
Jesús
Maraña (periodista, ciudadano y contribuyente)
P.D.
Es posible que, siguiendo la dura estela de su predecesora Cristina Cifuentes,
termine usted teniendo que dejar el cargo por esta broma macabra y hasta
hortera de la suite de lujo a precio de ganga, del mismo modo que aquélla
dimitió por el hurto de unas cremas grabado y conservado en vídeo por sus
enemigos de las cloacas (ver aquí). Como ciudadano y contribuyente, lo que más
me preocupa es que ni Cifuentes dimitiera mucho antes por falsificar un máster —entre
otras graves irregularidades— ni usted se apartara de la carrera política por
el escándalo de Avalmadrid. Dice mucho, o sea muy poco, de nuestro baremo de
exigencia democrática.
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