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martes, 31 de marzo de 2020

La mente material frente a la mente espiritual; paginas 9-10 y 11 (31.03.2020


La mente material frente a la mente espiritual; paginas 9-10 y 11 (31.03.2020
Los pensamientos son cosas, autor Prentice Mulford
El
Acelera las estrellas del Pensamiento
hacia sus luminosos objetivos;
el sembrador esparce la semilla,
el trigo que tú prodigas entre las almas
R. W. Emerson


A todo ser humano le pertenece un yo superior y un yo inferior; un yo o mente del espíritu, que ha ido creciendo a lo largo de las eras, y un yo del cuerpo, que no es sino algo perteneciente al pasado. El yo superior está lleno de ideas, sugerencias y aspiraciones inmediatas. Así recibe al Poder Supremo. El yo inferior considera todo eso como algo alocado y visionario. El yo superior nos muestra posibilidades y poderes más grandes que los que hombre y mujeres poseen y disfrutan en la actualidad. El yo inferior anhela libertad respecto a las molestias, limitaciones, dolores e incapacidades del cuerpo. El yo inferior die que hemos nacido para padecerlos, para enfermar, para sufrir, y que debemos soportar todo lo que nos salga al paso. El yo superior quiere una pauta propia sobre lo correcto y lo erróneo. El yo inferior dice que debemos aceptar la pauta creada por nosotros, expresada en la opinión general arraigada, en le creencia y el prejuicio.

(...)

¿Por qué hay tanto dolor, pesar y decepción en la vida física?

¿Por qué da reimpresión de que hemos nacido para sufrir y descomponernos?

Esta es la pregunta es el primer grito de la mente espiritual, y la pregunta o demanda más urgente de conocimiento que deberá tener respuesta con el tiempo.

Continuará...




NOTA o pregunta: ¿Lo has entendido? ¡NO!...

Y Lorenz me contestó... página 30 (31.03.2020)

Y Lorenz me contestó... página 30 (31.03.2020)
Del libro Elogio del imbécil, de Pino Aprile
(...)

—Profesor, ¿no cree usted que el comportamiento humano tiende muchas veces a reducir el uso de la inteligencia, en vez de aumentarlo? 

¿Y que algo así está inducido, incluso impuesto, por la sociedad, por la cultura?

¿Es posible que estemos condicionados por una especie de selección cultural (y quizá incluso natural) que nos aboca a la imbecilidad?

Continuará...

Y Lorenz me contestó... páginas 26-27 (31.03.2020)

Y Lorenz me contestó... páginas 26-27 (31.03.2020)
Del libro Elogio del imbécil, de Pino Aprile
(...)

Me di cuenta, instintivamente, de que éste podía ser el camino para llegar a comprender algo mejor los motivos que nos llevan a comportarnos como estúpidos. La frecuencia con que encontraba imbéciles, o personas que no lo eran pero que sorprendentemente actuaban como si lo fueran, era ya tan elevada que era imposible atribuirlo a una coincidencia. Y, a pesar de la benevolencia con que me juzgaba a mí mismo, no podía evitar darme cuenta de que mis decisiones no siempre eran racionales, e incluso alguna vez sabía perfectamente que estaba a punto de cometer una estupidez, y aun así lo hacía.

¿Qué hay detrás de esa forma de comportamiento que nos induce a actuar de un modo estúpido, aunque tengamos conciencia de ello e incluso queramos evitarlo?

Si la inteligencia es nuestra cualidad diferencial, lo que garantiza nuestra supervivencia y supremacía en un entorno hostil...

¿Cuál es el porqué de toda esta imbecilidad?

¿Qué es lo que la justifica o, al menos, puede hacerla necesaria?

Y Lorenz me contestó... (31.03.2020)

Y Lorenz me contestó... (31.03.2020)
Del libro Elogio del imbécil, de Pino Aprile
¿Por qué hay tantos imbéciles en el mundo?

Cuando era joven no conseguí dejar de hacerme esa pregunta. La tolerancia natural que existe hacia la estupidez me tenía perplejo. ¿Pero es que los demás no se dan cuenta de que casi todas las cosas que hacemos no tienen sentido alguno?, me decía. Y si se dan cuenta, ¿cómo es posible que les traiga sin cuidado?

(...)

El ser humano es un animal, muy similar a los simios antropomorfos. Un larguísimo proceso evolutivo, regido por las mismas leyes que siguen marcando el camino de todas las especies (incluida las plantes), nos ha convertido en lo que somos. Lo que nos distingue de los demás animales, incluso aquellos más cercanos a nosotros, es la cantidad y la calidad de nuestra inteligencia. Ningún ser vivo cuenta con una inteligencia comparable en nuestro planeta.

Todo está dicho (...) (31.03.2020)

Todo está dicho (...) (31.03.2020)
Todo está dicho (...) No hacemos más que seguir los pasos de los antiguos y de nuestros contemporáneos más inteligente.
La Bruyère, Les caractères


Se puede caminar sin cabeza.
Xavier Forneret


En el libo Elogio del imbécil, de Pino Aprile, se puede leer, además de lo anterior, esto en su Prólogo:


Cuando era niño la realidad me perecía muy extraña. No es que yo fuera especialmente simple o inteligente, pero no podía evitar sentir oscuras y secretas tendencias hacia la lógica. Secretas y oscuras porque las oculté durante mi infancia para que nadie pudiera acusarme de tener un comportamiento "anormal".

Acudir al colegio me parecía desagradable y una agresión a mi libertad. La compañía brutal o cursi de los otros niños me producía la misma satisfacción que entrar en los urinarios del colegio, tan nauseabundas como un campo de batalla en el que se hubiera sustituido las sangre por pis. Las cosas que divertían a mis compañeros a mí me dejaban perplejo. Mi estupor se convirtió en un horror indecible el día en que me vi rodeado de una multitud de seres de mi misma edad desternillados de risa porque un payaso, tras recibir un estacazo del Augusto, se había tragado un saxofón cuyo extremo más puntiagudo le sobresalía por la nuca.

Miembros de la familia: El Padre (30.03.2020)

Miembros de la familia: El Padre (30.03.2020)
Familia no hay más que una y el perro lo encontramos en la calle, autor Gomaespuma
Frecuentemente es un señor. A veces lleva gafas, aunque no es indispensable. Se le reconoce por ser el más alto de la familia, hasta que el niño de catorce años, que juega al baloncesto en el cole, le saca dos cabezas. Tiene por costumbre echar la culpa a la madre por la educación que él mismo no les da a los hijos. Conduce el coche y a la hora de la comida es el encargado de decir:

—¡Concha, leñe, otra vez lentejas...!

Contribuye a la formación de los hijos con frases como:

—Pero, chico, ¿tú te crees que el dinero llueve del cielo?
—¿A qué hora viniste ayer, golfo? -Que tuviste a tu madre toda la noche con un sofocón en la ventana. ¿A la una? ¿Tú te crees que soy tonto? Que me acosté yo a las tres y todavía no habías llegado.
—Te voy a dar un guantazo que te voy a cruzar la cara...
—Ve a ver a tu abuela, que ¿cuándo tiempo hace que no vas a verla...?

Es compresivo cuando los hijos le enseñan las notas del cole:

—Yo no sé, hijo... Si es que no me extraña; todo el día pensando en las musarañas... No sé si es que yo era muy listo, pero no recuerdo haberle llevado a tu abuelo ni un suspenso. Y dice el profesor que si quieres puedes sacarlo, pero como no te da la gana. Pues tú verás lo que haces porque, al fin y al cabo, va a ser para ti. Yo ya tengo la vida solucionada.

Mientras toda la familia se sienta en sillas, taburetes, etc., el padre tiene reservado el mejor sillón frente a la tele y cuando alguien osa sentarse en él, suele escucharse la siguiente frase:

—¿Es que no hay otro sitio en toda la casa? Anda, ahueca de ahí ahora mismo.

Cuando lleva de diez a doce minutos en el sillón, como el periódico le aburre, comienza a interesarse por la vida de los demás:

—¿No podéis poner la música más baja? ¿Es que estáis sordos o qué?

Los sábados por la mañana invita tomar una caña a su mujer, a la que no hace ni caso porque se encuentra con treinta amigos que, a su vez, no hacen caso a sus treinta mujeres, pretendiendo que ellas mismas se hagan caso, cuando ni tan siquiera las han presentado. Se produce así el clásico efecto natural de Las madres de sábado que se puede observar en cualquier bar de la geografía española: treinta mujeres mirando el techo durante hora y media mientras sus maridos discuten un penalti.

Un curioso fenómeno, estudiado por el profesor Jesús Piros de España en su libro El excursionista medio, nos acerca a una contradicción muy común entre los padres de familia.

Ponen a parir a su hijo en casa, pero cuando hablan de él delante de sus amigos, parece que no hay otro mejor. Que si es muy listo, que si es muy guapo, que si es un gran deportista... aunque el niño sea un zopenco, más feo que Picio y un gordo asqueroso.

Pero, eso sí, el padre es buena persona. Dejando a un lado los castigos a los hijos, la indiferencia con que trata a la esposa, etc., es bueno. Cuida por los intereses de la familia, trabaja mucho, tanto que, cuando llega a casa después de la oficina, está tan cansado que al primero que le plantea un problema por pequeño que sea le manda a freír monas. Cuando se acuesta y la mujer le hace algún cariño, apenas se entera porque hace diez minutos que ronca como un cerdo.

Las aficiones del padre de familia coinciden en un 70 por ciento de los casos. Son amantes del fútbol, deporte al que reservan los domingos por la tarde.

Por la noche, en la tele, ven los resúmenes de los partidos.

—Jo, papá, yo quiero ver una peli.
—Pues te vas a tu cuarto...
—Pero si no tengo tele...
—Pues la pintas.

Mientras, la mujer plancha.

Algunos padres tienen una aventurilla con una secretaria de la empresa, pero, una vez que pasa la emoción del principio, se arrepiente y vuelve a casa muy cariñosos con su mujer, a la que el invitan al cine y le regalan un chaquetón. La mujer sospecha, pero se hace la sueca.

El cabeza de familia tiene varios enemigos, pero el más común se llama suegra.

lunes, 30 de marzo de 2020

El séptimo arte (30.03.2020)

El séptimo arte (30.03.2020)
Henry Fonda, compresiblemente, tiene complejo de Edipo pero al revés.

Las corridas de toros (30.03.2020)

Las corridas de toros (30.03.2020)
La Sociedad Protectora de Animales, tras estudiar detenidamente las teorías de Darwin, han encontrado un nuevo motivo para oponerse a las corridas de toros.

Longevidad (30.03.2020)

Longevidad (30.03.2020)
Los hombres sin vicios conocidos viven muchos más años.

Después de Camboya (30.03.2020)

Después de Camboya (30.03.2020)
Muchos checoslovacos, al comparar invasiones, se han vuelto a suscribir a "Pravda".

Final feliz (30.03.2020)

Final feliz (30.03.2020)
...y entonces el barón y la baronesita se casaron, comieron perdices en mal estado y se murieron de una maldita vez.

Política internacional (30.03.2020)

Política internacional (30.03.2020)
La mejor prueba de que los Estados Unidos cualquiera puede llegar a presidente, la tenemos en su presidente.

Risitas y las paelleras (30.03.2020)

Risitas y las paelleras (30.03.2020)

Risitas y los sacos de cemento (30.03.2020)

Risitas y los sacos de cemento (30.03.2020)

Memorias del Loco. La primera aparición de 'Risitas' 30.03.2020

Memorias del Loco. La primera aparición de 'Risitas' 30.03.2020

¿Eres tonto o gilipollas? 30.03.2020

¿Eres tonto o gilipollas? 30.03.2020

Decepciones políticas (30.03.2020)

Decepciones políticas (30.03.2020)
Una de las decepciones políticas más graves que ha sufrido el presidente Nixon, fue el día en que descubrió que se llamaba Richard en lugar de llamarse Adolf.

España (30.03.2020)

España (30.03.2020)
España es un país católico, apostólico y español.

Pregunta (30.03.2020)

Pregunta (30.03.2020)
¿Cómo se les llama a los señores que practican el método Ogino?

Respuesta: Padres de familia numerosa.


Geografía (300.03.2020)

Geografía (300.03.2020)
África empieza en Marruecos y Europa en los Pirineos.

La nova-canco (30.03.2020)

La nova-canco (30.03.2020)
Entre los seguidores de la nova-canco, se califica a determinados cantantes de vil-lingües.

domingo, 29 de marzo de 2020

Manual para dejar de ser un Gilipollas (29.03.2020)

Manual para dejar de ser un Gilipollas (29.03.2020)
SamRiesgo 27 junio 2017
Lo primero que todo gilipollas debe descubrir es que, efectivamente, es un gilipollas. Eres un gilipollas aunque creas que no. Pero para evitar que huyas y te autoconvenzas de lo contrario, lo mejor es que hagas un test de gilipollas.

Intenta no ser gilipollas y responde con sinceridad, de lo contrario, te estarás engañando a ti mismo.

¿Eres gilipollas?

Como dejar de ser gilipollas en 1 minuto y 13segundos (29.03.2020)

Como dejar de ser gilipollas en 1 minuto y 13 segundos (29.03.2020)

Guía práctica para convertirte en un gilipollas (y triunfar en la vida) (29.03.2020)

Guía práctica para convertirte en un gilipollas (y triunfar en la vida) (29.03.2020)
Desengañate: ser buena persona no te llevará a ninguna parte

Franc Sayol 26 enero 2016 06:00
  
¿Qué tienen en común Steve Jobs, Jeff Bezos, Leonardo DiCaprio, Cristiano Ronaldo, Donald Trump, Pablo Motos o (inserta el nombre de tu jefe)? Todos son tipos exitosos. Y todos son unos gilipollas de manual.

No es mi caso.

Toda mi vida he intentado ser una persona decente. A saber: comportarme civilizadamente, ser cordial con los demás y cultivar sentimientos como la empatía, la comprensión y la compasión.

No lo digo solo yo. Recientemente hice un test para calibrar cuán oscura es mi personalidad y, tras responder con absoluta sinceridad, el resultado dijo que soy “infrecuentemente vil”. Mis amigos, en cambio, eran, como mínimo “moderadamente malvados” (lo que llevó a plantearme que clase de cabrones tengo por amigos, pero ahora esta no es la cuestión).

A lo que íbamos: ¿me ha llevado a alguna parte ser buena persona? No exactamente.

El mundo actual no está hecho para las almas caritativas. Todo es competición. Darwinismo emocional extremo. ¿Eres bondadoso? Allá tú, pringado.

La mayoría de personas que conozco a las que la sociedad consideraría “exitosas” son, en mayor o menor medida, unos capullos desalmados.

Sí, es cierto, también conozco a gilipollas que son unos fracasados. Y seguro que existen grandes triunfadores que son encantadores. Pero esto, ahora, tampoco es la cuestión.

La cuestión es que me he propuesto a mí mismo ser un poco más pérfido. Cultivar la tríada oscura de la personalidad para ver si el maquiavelismo, el narcisismo y la psicopatía me ayudan a convertirme en una persona de provecho.

Siempre me han dicho que tengo mucho inteligencia emocional. Pues bien, ha llegado el momento de utilizarla para ser un poco más vil.

Como no podía ser de otra manera, he recurrido a Internet en busca de los mejores consejos para convertirse en un gilipollas de primera y así poder elaborar una pequeña guía para todos aquellos que, como yo, están cansados de ser el chico majo atropellado.

El primer lugar al que acudí fue a ese pozo de sabiduría popular que es Reddit. Ahí encontré diversos hilos dónde maestros de la manipulación compartían sus mejores trucos para aprovecharse de todo y de todos en beneficio propio.

Ahí aprendí que para convertirte en una ganador tienes que:

A) Ser un egoísta radical: “Primero piensa en ti mismo. Todo el tiempo. Acerca de todo”.

B) Sacar partido de la vileza de los demás: “Si conoces a alguien que es un bocazas... dale información que sabes que esparcirá en tu beneficio”.

C) Vigilar siempre lo que dices: “No compartas tus secretos con nadie a no ser que puedas sacar un beneficio de ello”.

D) Manipular a la gente para lograr que dejen de hacer algo que no te conviene: “La manera más fácil de conseguir que una persona no haga algo que no quieras que hagan (o que hagan algo que quieres que hagan) es decirles: 'No hagas eso. Es raro. Solo la gente rara hace eso'. Por alguna razón, la mayoría de gente tiene miedo de que les llamen raros”.

E) Ser calculador: “Si realmente quieres convencer a alguien, nunca expongas tu tesis de forma explícita. En cambio, da ejemplos que apoyen dicha tesis sin explicarla. La gente tiende a creerse las conclusiones a las que llegan por sí mismos”.

F) Aprovecharse de aquellos que sienten algo por ti: “La mayoría de de personas son impresionables y manipulables cuando están atraídas por ti. Puedes usarlas para acercarte a sus amigos que te interesan de verdad, y utilizarlos para que hagan tareas que quizá no quieres hacer”.

G) Trabajar la soberbia: “Recuérdate a ti mismo que eres mejor que nadie constantemente. Suena estúpido, pero realmente funciona. Para ciertas personas, ocurre de forma natural. Para todos los demás, lo más adecuado es adoptar la estrategia de “simúlalo hasta que lo seas”. Si estás constantemente diciéndote que eres mejor que nadie, empezarás a creértelo de verdad, y los demás también”.

H) Consumir drogas: “No recomiendo un estilo de vida que incluya drogas a nadie, pero si me pides consejo te diré que la cocaína es el atajo más rápido para pensar y comportarse en base a la tríada oscura”.

I) Aparentar: “No te quejes nunca. Si siempre pareces feliz y una persona genuinamente buena, la gente se fiará de ti rápidamente”.

Es decir, piensa únicamente en ti, manipula a los demás en la medida de lo posible y actúa con falsedad.

Es un buen comienzo.

Mi búsqueda de asesoramiento de los más distinguidos gilipollas de la red siguió en Quora, que es como Reddit pero con menos nerds y más aspirantes a gurú.

De ahí también pude extraer valiosas lecciones que procedo a resumir.

1.-“Ignora cualquier empatía que puedas sentir. Aplasta a los demás porque es la única manera de subir”.

2.“No te preocupes. La gente de éxito no se preocupa sobre sentimientos, consecuencias, repercusiones o daños colaterales. Todo ello desperdicia tu valioso tiempo”.

3.“No evites el conflicto. Abrázalo”.

4.“Di lo que piensas con el mínimo filtro posible”.

5.“Ya que pensar implica mucho tiempo y esfuerzo, incorpora estereotipos a cada oportunidad que tengas para ahorrar energía personal. Reduce toda la diversidad en una pequeña lista de prejuicios. Hará que tu vida sea más fácil”.

6.“Fomenta el '¿qué puedes puedes hacer por mí?'. Conviértelo en tu mantra. Técnicamente, todo el mundo es tu subordinado. Acosa, atormenta y engatusa para conseguir todo lo que quieres de los demás”.

7.“No hay tal cosa como ver las cosas en retrospectiva o la re-evaluación. Eres fabuloso y tienes la razón todo el tiempo. Si alguien te critica es solo porque están celosos”.

8.“Repite una y otra vez todo lo anterior”.

Creo que lo voy teniendo claro.

Básicamente se trata de desechar cualquier tipo de distracción emocional se interponga entre tu y tu objetivo. Eso incluye la empatía, la gratitud, la justicia, la ecuanimidad, la fraternidad, el afecto, la caridad, la amabilidad, el cariño, la consideración, la afección, la tristeza y la melancolía. En otras palabras, borrar cualquier rastro de humanidad y amor que haya en tu interior. No son más que losas que te impiden alcanzar la mejor versión de ti mismo.

Al final, se trata de una cuestión de prioridades. Para ser un verdadero gilipollas siempre tienes que tener algo más importante en qué centrarte que en los sentimientos, ya sean los tuyos o los de los demás. Estar absolutamente concentrado en tu cometido es el único camino al éxito. Aunque ello incluya olvidar el cumpleaños de tu madre o ahorrarte saludar a cualquier pobre diablo que se cruce en tu camino en la oficina.

Uff.

¿Realmente vale la pena convertirse en un ser tan detestable?

Por supuesto que no.

El problema es que, a menudo no tenemos elección. El mundo moderno es implacable. Si no somos nosotros los que nos aprovechamos de los otros son los demás los que se aprovecharán de nosotros. Y lo peor es que lo harán con una sonrisa en la cara para pillarnos desprevenidos.

Pero, aún así, me estoy dando cuenta de que ser un gilipollas a conciencia es un poco patético. Algo propio de una persona con la madurez emocional de una ameba. Lo que me lleva a pensar que el verdadero secreto de los gilipollas genuinos es que ellos no saben que lo son.

En otras palabras: esta guía sirve de bien poco. Mierda. No tengo remedio. Ya estoy siendo improductivo otra vez. Maldita sea.
https://www.playgroundmag.net/studio/historias/Guia-practica-convertirte-gilipollas-triunfar_22659029.html

Despido procedente por llamar gilipollas al hijo de los jefes (29.03.2020)

Despido procedente por llamar gilipollas al hijo de los jefes (29.03.2020)
Una dependienta de una tienda de vestidos de novia acabó en la calle por insultar al encargado
LA VOZ 25/03/2020

Insultar a un compañero de trabajo puede llegar a ser causa de despido. Y si ese compañero es, además, el hijo del jefe, la cosa se pone todavía peor. Al menos eso es lo que se deduce de un fallo del Juzgado de lo Social número 1 de Cáceres, que esta semana declaraba procedente el cese de una trabajadora después de que esta tuviera un serio encontronazo con el vástago de sus superiores. Los hechos ocurrieron en septiembre del 2019, cuando la empleada, que llevaba más de veinte años prestando sus servicios como dependienta en un negocio de trajes de novia, se dirigió al encargado del local, a la sazón, hijo de los dueños, diciéndole en voz alta que era un «gilipollas, un niñato» y que no valía «para nada». El ofendido había asumido las funciones de gestión y supervisión de la tienda pocas semanas antes del encontronazo, del que fueron testigo otras dos compañeras que en aquel momento se encontraban en el taller. A pesar de los insultos, decidió no dar ninguna respuesta a las palabras de su compañera y llamó a su madre para que esta le dijera «qué tenía que hacer».

No fue el único episodio tenso que protagonizó la trabajadora. Seis días después de insultar al encargado, volvió a dirigirse a gritos a la dueña para pedirle «que le firmara el paro y que se gastara la indemnización que a ella le correspondiese en medicinas».

Tal y como recoge la sentencia, el artículo 54 del Estatuto de los Trabajadores establece que «las ofensas verbales o físicas al empresario o a las personas que trabajan en la empresa o a los familiares que convivan con ellos» son incumplimientos contractuales que pueden provocar el cese disciplinario.

Dice ahora el juez que «nadie puede poner en tela de juicio que las expresiones proferidas [por la empleada y dirigidas al hijo de los dueños] son objetivamente ofensivas». Además, asegura que según se deduce de los testimonios de las compañeras, no existía un motivo o provocación previa que las justificase. Y añade: «No se trata de que alguien con mando y mala fe abuse de su posición coyuntural y el trabajador se lo eche en cara con razón y malos modos».

Considera también el magistrado que la trabajadora pudo haberse disculpado por su salida de tono «en caliente o en frío» pero que, lejos de pedir perdón, volvió a protagonizar un segundo desplante con la dueña del negocio dirigiéndose a ella «sin ambigüedad ni confusión que valga».

 Tampoco vale como excusa la actitud que pudieron tener los superiores con ella. Porque tal y como asegura el juez, «si la empresa menoscabó antes sus derechos y la abocó a una situación de fundado disgusto que explicase su reacción, pudo y debió hacerlo valer en su momento. Los hechos posteriores evidencian que si tenía razones, las perdió».

El mundo está lleno de gilipollas: la teoría de un profesor de Stanford que lo explica (29.03.2020)

El mundo está lleno de gilipollas: la teoría de un profesor de Stanford que lo explica (29.03.2020)
Robert Sutton y la ciencia del cabronismo
El autor de la regla "no assholes" vuelve cuando más se le necesita: cuando la política y la empresa se ha llenado de esas personas altamente venenosas para la convivencia diaria

22/09/2017 20:39
A comienzos de 2004, el profesor de la Universidad de Stanford Robert I. Sutton publicó 'More Trouble Than They're Worth', uno de los artículos que más éxito han tenido en la historia de 'Harvard Business Review'. Lo hizo impelido por un compañero que le pidió colaborar en la edición de “Ideas Rompedoras” para la edición de enero. En él analizaba algo que no le parecía particularmente rompedor: que los gilipollas ('assholes') se habían hecho con el control del mundo laboral y que, si una empresa quería salir adelante, lo primero que tenía que hacer era localizarlos y deshacerse de ellos.

Sutton recibió rápidamente miles de respuestas, lo que le animó a escribir 'The No Asshole Rule' (Piatkus), un 'best seller' del 'management' que animaba a identificar a los abusones de la empresa antes de que sus acciones empeorasen la moral y la productividad de la firma. Entre los comportamientos que caracterizaban a estos capullos caracterizados por hacer sentirse mal a los compañeros, se encuentran los insultos, las amenazas, el sarcasmo, los enfados, la humillación, la interrupción, las miradas amenazantes o el desprecio.

El mal comportamiento se extiende de forma mucho más rápida que el bueno

Una década después, el panorama que Sutton describió tan solo parece haber empeorado, y el propio psicólogo cree que hay alguna que otra razón para que los “gilipollas” proliferen cada vez más. Es, por lo tanto, buen momento para publicar una secuela de dicho volumen, 'The Asshole Survival Guide', (Houghton Mifflin Harcourt), que como su nombre indica es un intento de responder a la repetida pregunta de “tengo que tratar con un gilipollas (o muchos). ¿Qué tengo que hacer?”

Pero ¿por qué parece que cada vez hay más “gilipollas”? Es la gran pregunta que 'The New York Magazine' le ha hecho al autor con motivo de la promoción de su libro, y que intenta responder con una serie más o menos larga de factores. Eso sí, matizando que, por mucho que parezca que les vaya bien, esto suele ocurrir solo a corto plazo. En el largo, tarde o temprano se les pilla, y terminan pagando las consecuencias. Es una lógica semejante, pero en sentido inverso, a la que Adam Grant expone en 'Dar y recibir: por qué ayudar a los demás conduce al éxito' (Gestión 2000).

Son contagiosos
“Es posible que estemos viviendo en un pico de gilipollas”, reconoce el autor al medio americano. ¿Qué debemos entender como tales? “Las personas que hacen que los demás se sientan degradadas, desconectadas e insultadas”. Desde luego, recuerda Sutton, en el panorama político actual hay muchas más personas que encajan en dicha definición que hace apenas unos años. Y, el problema, es que son muy visibles: “El mal comportamiento se extiende de forma mucho más rápida que el bueno”, lamenta.

Cuantos más gilipollas te rodean, más gilipollas te vuelves

Lo hace como si de un virus se tratase. Tiene sentido: mientras que tratar de manera agradable y respetuosa a los demás se considera la norma, y por lo tanto no causa ninguna impresión en los que son objeto de dicho trato, insultar o faltar al respecto a alguien es mucho más impactante. En otras palabras, es mucho más probable que repliques dicho comportamiento después de haber recibido un ataque, como una manera de restaurar el equilibro kármico en el universo.

En compañía de gilipollas
No se trata únicamente de ser el objeto de un ataque malintencionado. Cuando uno pasa la mayor parte de su jornada con otros capullos como él, es más probable que se contagie de su visión del mundo. “Cuantos más gilipollas te rodean, más gilipollas te vuelves”, recuerda el autor. Es el mismo sistema de mente colmena que refuerza el machismo, el radicalismo o la xenofobia, en la que la ausencia de una opinión –o, en este caso, comportamiento– diferente refuerza la sensación de que lo que uno hace es lo correcto.

Envidia y desdén
Lo explicábamos hace apenas unos meses: el 'Wealth Report' de este año señalaba que, después de la publicación de los papeles de Panamá y otros informes sobre evasión fiscal, los súper ricos temen cada vez más por su seguridad personal. Sutton recuerda que “las investigaciones muestran que en situaciones como la actual, la envidia sube hacia arriba y el desdén hacia abajo”. En otras palabras, la mayor brecha entre ricos y no tan ricos es un contexto ideal para que los gilipollas, tanto de uno como de otro lado, se sientan legitimados.

Corazón que no ve…
Esta razón es conocida: si no hay contacto visual entre el agresor y el agredido, es más probable que el primero traspase los límites de lo razonable. Sí, exactamente como ocurre con los trolls en internet, que al no disponer de la respuesta gestual del interlocutor, son incapaces de entender el daño que le están infligiendo. No hablemos del anonimato y la irreflexión que en demasiadas ocasiones caracterizan el comportamiento de estos acosadores.

Los cabrones nunca duermen
Literalmente. Sutton llega, finalmente, al nombre que ha estado sobrevolando toda la conversación: Donald Trump y su conocido insomnio. “Es lo que le pasa”, explica el psicólogo sobre el presidente de los EEUU. “La privación de sueño es una de las formas infalibles de conseguir que alguien esté de mal humor”. ¿Un consejo para evitar tratar a los demás fatal? Descansar lo suficiente; pongamos, unas ocho horas durante tres días seguidos.

¿Dónde están?
Aparte de su trabajo como gurú del 'management' psicológico, Sutton es también el cofundador de Technology Ventures Program en Stanford, uno de los grandes centros de formación de trabajadores de Silicon Valley. Precisamente, un entorno que en los últimos tiempos ha sido puesto en entredicho por diversos casos de acoso. ¿En qué clase de sectores proliferan los “gilipollas”? Según la respuesta del psicólogo, aquellos en los que hay grandes diferencias de poder entre personas que están obligadas a convivir, donde el trabajo debe realizarse rápido y donde la fatiga es alta. Es el caso, por ejemplo, del mundo de la salud o de las finanzas.