JUAN
JOSÉ MILLÁS (El País) 27 ABR 2007
"No
puedo vivir sin salir por ahí, mis taconazos y los poetas malditos", reza
un anuncio de la Comunidad de Madrid, ilustrado con la foto de una chica que
nos enseña los dientes y parte de las encías en un estallido de felicidad. Lo
tiene todo en la vida: los taconazos, los poetas malditos, las juergas
nocturnas, los dientes, las encías... Además, es guapa. El anuncio forma parte
de una campaña de incitación a la lectura, lo que nos parece bien. Todo lo que
se haga por los libros es poco. Pero no entendemos, dado que la campaña se
financia con fondos públicos, por qué se privilegian de ese modo los poetas
malditos, que además son, por lo general, franceses. ¿Qué habría impedido decir
no puedo vivir sin salir por ahí, mis taconazos y José María Pereda? Quien dice
José María Pereda dice Marcelino Menéndez y Pelayo o Benito Pérez Galdós. No
puedo vivir sin salir por ahí, mis taconazos y Benito Pérez Galdós.
Más
posibilidades: No puedo vivir sin salir por ahí, mis taconazos y Emilia Pardo
Bazán. No puedo vivir sin salir por ahí, mis taconazos y la novela picaresca.
No puedo vivir sin salir por ahí, mis taconazos y los autores costumbristas.
¿Son, por cierto, compatibles los taconazos de la joven, su expresión de
euforia, su vitalidad y sus juergas nocturnas con el costumbrismo? Aquí es
donde se plantea la duda acerca de lo que pretendió transmitir el anunciante.
¿Quiso decir que, si a usted le gustan los taconazos y salir por ahí a
emborracharse, a drogarse o a ligar es usted el lector natural de los poetas
malditos? En ese caso, quizá la campaña continúe en el futuro con un señor en
batín y zapatillas de cuadros asegurando que no puede vivir sin su mesa camilla
y Pío Baroja.
Conviene
esperar, pues, a que la operación comercial termine antes de criticarla. Pero,
por si no estuviera cerrada del todo, nos atrevemos a lanzar algunas ideas: No
puedo vivir sin mi Almax para el ardor de estómago y Unamuno. No puedo vivir
sin mi broncodilatador para el asma y Azorín. No puedo vivir sin mi faja de
péndulo para la hernia inguinal y Jean Paul Sartre. Es muy dudoso que estos
lemas sirvan para que la gente lea más, pero redondearán la gilipollez de la
Comunidad de Madrid, que se ha quedado coja.
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Este artículo apareció en la edición impresa del viernes, 27 de abril de 2007
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