Estaba
yo de cacería en Játiva con unos primos de los marqueses de Pollo Hermosa.
Íbamos en un tílburi, y ya sabe lo que pasa en las cacerías, que si esto, que
si lo otro, que si lo demás allá. Entre pitos y flautas, una de las primas de
Pollo Hermosa se queda completamente embarazada. Bueno, no le dimos importancia,
seguimos tirando y, a eso de las ciento ocho horas, otra de las primas que
también se queda embarazada.
—¡¿Y
qué hace?!
¡Es
que eran cuarenta primas y no dábamos abasto! Total, que no le dimos más
importancia de la que tenía. Y cuando más descuidados estábamos, pumba, un gran
oso sale de la maleza.
Me
dice el conde: —¿Dispárale, dispárale!
Yo
le apunto, y cuando iba a disparar dice el oso:
—¡No
me dispares, no me matéis, que soy un guatemocín!
—¿Qué
pasó?
Que
como no era un oso grande, sino el guarda de la finca que estaba lleno de
granos, por eso decían que era un gran-oso.
¿Dónde
está el timo?
Pues
en esto que acabo de contar.
Luis
Sánchez Polack "Tip"
Libro:
Santos varones
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