Seguidores

lunes, 9 de marzo de 2020

El cuento del gazpacho andaluz (09.03.2020)

El cuento del gazpacho andaluz (09.03.2020)

Haya por el siglo VIII, en el al-Ándaluz, nace nuestro cuento, no con todos sus protagonistas. El más conocido y principal de todos, el tomate, llega a España en el siglo XVI, procedente de tierras aztecas, pero todavía no se le invita a que actué en esta obra hasta el siglo XIX que entra a formar parte de este cuento como actor principal.

Por aquellas o estas fechas un autor desconocido y anónimo, empieza trajinar mentalmente este relato, preguntándose:

—¿Cómo escribir todo esto para que les guste a los lectores?

No da con la clave principal, pero él no se amilana, y sigue, sigue pensando. Coge un folio, hace anotaciones. No le gusta, por lo que vuelve a tomar otro. Desesperado lo deja por ese día. Va a la cocina, nota que tiene gusa. —¡Va! Me voy a preparar una ensalada de tomate.

Sin pensarlos dos veces, toma de la nevera los ingredientes para la misma: Tomates, pimiento verde, pepino, aceite de oliva (de la tierra, como debe ser), vinagre y sal. Para beber, agua. Y todo esto lo acompaña con una buena de hogaza de pan, a la que untará ajo.

Toma la ensaladera zinc de la abuela, y con el cuchillo en la mano, empieza a corta todos nuestros actores del cuento. Uno por uno los va depositando en la ensaladera, al llegar a los tomates, éstos están demasiados blandos y al partirlos, se van deshaciendo esparciéndose por encima de los demás componentes. Una vez que parte los protagonistas están en el escenario (ensaladera), les agrega los que faltan, el aceite, el vinagre y la sal. Hecho que lo culmina con la acción de remover.

Se dice a sí mismo: —Ya tengo el cuento preparado.

He aquí que, al tomar el vaso de agua y el pan untado con ajo, se les resbalan de las manos, yendo a parar al interior de la ensaladera, donde se encuentra todos los actores de esta preciosa narración.

El pan empieza a empaparse con el agua que cubre a todos nuestros protagonistas, a su vez, absorbe también parte del aceite y del vinagre. El autor al contemplar su obra exclama con asombro, ¡Joder, la que he liado!

Se queda perplejo con este final, pero viendo el aspecto que tiene para la vista, se pegunta interiormente: —¿Cómo puedo arreglar este desaguisado?

Vuelta a pensar en cómo lo podía convertir útil a la vista y grato al paladar. No le da más remolinos al asunto. Coge la trituradora de cristal y vuelca todo en su interior. Aprieta una vez el interruptor. Mira. No es de su gusto. Lo hace de nuevo. Esta vez, así a así. No lo duda. Mientras lo mira, inicia otra maniobra de trituración. Para. Ahora le convence más.

Se dice, —este color rojizo es muy agradable, veremos el sabor.

Se encamina hacia dónde está el cajón de los cubiertos y, tomando una cuchara le mete en la trituradora y llena el cubierto con parte del producto. Se lo acerca a los labios al mismo tiempo que lo huele. Mentalmente comenta: —Olor extraordinario. Sabor insuperable.

El artista después de finalizar su obra titubea cómo llamarla. De pronto se descubre su cabeza del sombrero andaluz, se rasca la testa y murmurando exclama, ¡Gazpacho andaluz! Así es como lo llamaré. Pero como quedaba un poco cojo le agrega delante: “El cuento del”. Dicho y hecho, así queda al terminar:

“El cuento del gazpacho andaluz”


Actores que interviene en la obra titulada al final:

        Tomate pera         1 kg
        Pimiento verde italiano    1
        Pepino                   1
        Dientes de ajo                2
        Pan de hogaza duro         50 g
        Aceite de oliva virgen      50 ml
        Agua                              250 ml
        Vinagre de Jerez            30 ml
        Sal                                 5 g

(El aforo de la obra (degustación) es para seis personas)


La realización de la obra es como sigue: Se pela y corta los tomates, se corta el pimiento, se pela y corta el pepino, se pela y corta el ajo, se parte en trozos el pan, se vierte el aceite, después el vinagre, se echa la sal. Una vez todo en la trituradora de cristal, se acciona ésta hasta que el producto resultante esté al gusto del comensal.

En algunos teatros (restaurantes y hogares) se le acompaña con un picadillo, individualizado por productos y en recipientes individuales, con:

Trocitos pequeños de tomate, pepino, pimiento y pan; en otros se sirve, además, jamón y cebolla bien picada.

Y cómo es de esperar, después de degustar y tragar, cada uno aplaude a rabiar al final.

Se quiere dejar constancia, de que todo esto puede variar dependiendo de la denominación de origen de la región o clasificación personal, ya sea de la provincia o comunidad de este reino de España.
bayekas

No hay comentarios:

Publicar un comentario