Carta de Abraham
Lincoln a su hermano negándole un préstamo (13.03.2020)
Abraham
Lincoln escribió esta carta a su hermanastro John D. Johnston, quien le había escrito
a Lincoln que estaba "en bancarrota" y sufría aprietos financieros en
su granja familiar de Coles County, Illinois, y necesitaba un préstamo. El
ofrecimiento de una garantía de aportaciones paralelas era un reconocimiento de
que "toda la dificultad radica en este hábito de desperdiciar el
tiempo", y que adoptar el hábito de trabajar era más importante para
Johnston que obtener un préstamo
Querido
Johnston: (24 de diciembre de 1848)
No creo que
sea conveniente que cumpla con tu requerimiento de darte ochenta dólares. En
diversas ocasiones, cuando te he ayudado un poco, me has dicho que con eso te arreglarías,
pero al poco tiempo te he encontrado nuevamente en las mismas dificultades. Esto
sólo puede obedecer a un defecto de tu conducta. Creo saber cuál es ese
defecto. No eres perezoso, pero eres un amante del ocio. Desde que te he visto,
dudo que hayas consagrado un día entero al trabajo. No te disgusta demasiado el
trabajo, pero no trabajas demasiado, simplemente porque no crees que puedas
ganar mucho con ello.
Toda la
dificultad radica en este hábito de desperdiciar el tiempo; es muy importante para
ti, y más aún para tus hijos, que rompas con este hábito. Es más importante
para ellos porque tienen más vida por delante, y les resultará más fácil evitar
el hábito del ocio antes de adquirirlo que renunciar a él después.
Ahora
necesitas dinero urgente, y mi propuesta es que vayas a trabajar, con el mayor
empeño, para alguien que te dé dinero por ello.
Que tu padre
y tus hijos se encarguen de la casa y de todo lo concerniente a la siembra,
mientras tú vas a trabajar por el mejor sueldo que consigas, o por el mejor
modo de cancelar tus deudas. Y para asegurarte una justa recompensa por tu
labor, ahora te prometo que por cada dólar que obtengas por tu trabajo, entre
el corriente día y el primero de mayo, sea en contante y sonante o en
descuentos de tu deuda, te daré otro dólar.
De esta
manera, si te contratan a diez dólares mensuales, obtendrás de mí otros diez dólares,
ganando veinte dólares mensuales por tu trabajo. Con ello no quiero decir que vayas
a St. Louis, a las minas de plomo ni a las minas de oro de California, sino que
busques la mejor remuneración que puedas obtener cerca de tu hogar, en Coles
County.
Si haces
esto, pronto saldarás tus deudas, y lo que es mejor, adquirirás un hábito que te
impedirá endeudarte de nuevo. Pero si ahora te ayudo a salir del atolladero, el
año próximo estarás en similares aprietos. Dices que casi estarías dispuesto a
cambiar tu lugar en el cielo por setenta u ochenta dólares.
Entonces
valoras en muy poco tu lugar en el cielo, pues sin duda con mi ofrecimiento puedes
obtener los setenta u ochenta dólares en cuatro o cinco meses de trabajo. Dices
que si te entrego el dinero escriturarás la tierra a mi nombre, y que, si no
devuelves el dinero, me cederás la posesión.
¡Pamplinas!
Si ahora no puedes vivir con la tierra, ¿cómo vivirás luego sin ella?
Siempre has
sido amable conmigo, y no quiero ser rudo contigo. Al contrario, si sigues mi consejo,
lo encontrarás más valioso que ocho veces ochenta dólares.
Afectuosamente,
tu hermano,
A. Lincoln
No hay comentarios:
Publicar un comentario