Siempre
hay tiempo para mejorar
Siempre
hay tiempo para mejorar, sacar lo bueno que tenemos dentro, incluso mostrar a
todos lo que somos y hacemos.
Cuándo
hacemos hacia lo demás, si lo realizamos en positivo, estamos invitado a todos
aquellos que nos ven, que están con nosotros, a ser mejor de lo que son en
realidad.
Cuándo
hablamos, no hace falta buscar bonitas e impresionantes palabras, sólo es necesario
hablar con nuestro lenguaje corriente, lo demás sería engañar. Siendo como
somos, pronunciando y hablando como lo hacemos corrientemente, a diario,
estamos consiguiendo con ello, que los demás escuchen nuestros
pronunciamientos, nuestras razones y razonamientos a la hora de exponer aquello
por lo que le estamos solicitando su atención.
Con
todos esto, demostramos lo que somos y, lo que queremos que vean de nosotros,
nuestro interior, esto hace que, todos aquellos que oyen nuestras palabras
mejoren sus actitudes hacia todos los que les rodean.
He
ahí, cómo estás mejorando todo lo que está a tu alrededor, además, invitando a todos
aquellos que te escuchan a dar todo lo bueno que tienen dentro de sí.
En
ese sentido, cuando tú a diario te superes a ti mismo, estarás logrando que los
demás te acompañen en este menester.
Ser
como uno es, una vez que uno ha visto como es, es ser grandioso con uno mismo.
Esto es una manera de superación.
bayekas
Seguidamente
ponemos una sabías palabras del gran autor espiritual y personal, Ramiro A
Calle. Con ellas te darás cuenta lo fácil que es superarse así mismo.
Gracias
por tu tiempo amigo.
El
dominio de la palabra
(Por
Ramiro A Calle)
El
dominio de la palabra es muy importante. Con ellas podemos arruinar muchas
vidas, generar mucha desdicha, sembrar discordia, crear alteraciones y
malentendidos, difamar y calumniar, en suma, no sembrar sosiego, sino
insuperables tensiones. El que aprende a controlar las palabras no es dado a
engañar a sabiendas ni a adulterar los hechos, ni se pierde en chismorreos de
comadres, ni utiliza las palabras con acritud o despotismo; no es mordaz al
hablar, evita la ironía hiriente, no censura por censurar, no difama, no se
extravía en términos violentos o groserías, no incita con sus palabras a crear
conflictos y equívocos entre las personas. Habla con precisión y cordura, se
ajusta a los hechos, utiliza palabras cariñosas y amables, siembra concordia
con sus sabías frases y sabe hallar la palabra amorosa para ayudar a otros.
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