Tú
vas por la calle y ves "de venir" a una mozuela de esas de aquí te
espero,
y cuando pasa por tu lado le pones la zancadilla. Ella cae de bruces —pero tiene que caer de bruces, porque si no cae de bruces no hay nada que hacer—. Y cuando está en el suelo, tú te agachas, con cuidado de que no se te rasgue el pantalón, y vas y le preguntas: "Bella doncella, ¿se ha lastimado usted por ventura Pérez?", todo esto pisándole el cuello para que no se escape.
y cuando pasa por tu lado le pones la zancadilla. Ella cae de bruces —pero tiene que caer de bruces, porque si no cae de bruces no hay nada que hacer—. Y cuando está en el suelo, tú te agachas, con cuidado de que no se te rasgue el pantalón, y vas y le preguntas: "Bella doncella, ¿se ha lastimado usted por ventura Pérez?", todo esto pisándole el cuello para que no se escape.
Y
entonces ella, al ver que tú te interesas pos su estado de salubridad, te dirá:
"¡Oh, joven apuesto, cuán amable sois! Quiero casarme con vos ahora
mismo." Tú la ayudas a levantarse, ella te abraza, tú le abrazas
fuertemente y dices con pasión: "Te amo, Justinina Pachales, te amo. ¡Te
quiero como jamás he querido a persona humana!" Y cuando te das cuenta,
ella sale corriendo y te ha quitado el Rolex.
Luis
Sánchez Polack "Tip"
Libro:
Santos varones
No hay comentarios:
Publicar un comentario