Y,
ahora que te veo (16.03.2020)
Y,
ahora que te veo y te trato, te puedo decir, he visto y vivido la muerte, la
calamidad, la desesperación y la fatalidad. He buscado soluciones para todo, al
final, me vine, porque no pude encontrar nada. Sólo me quedaban preguntas y las
respuestas no las hallaba.
He
buscado en los caminos y senderos de la vida, soluciones a los interrogantes que
me crecían, de la misma manera que antes, por no llegar, no llegue ni a
encontrar la salida.
Me
esforcé en cada momento, en cada instante, más no encontraba nada, lo intenté
una y otra vez, mil veces más, nada, por no encontrar, no encontraba ni la paz.
El
mundo y su gente me desesperaban, pero no podía huir, irme sin más, no era ese
mi fin. Me di a entender a mí mismo que, debía de convivir con la gente en este
mundo, si no era así, podría morir.
Casi
encontré la muerte en esos caminos de Dios, de la vida, peo no cese en el
intento, continúe sin valor por el mundo, pero continué. No tenía, no me
quedaba; más hice un esfuerzo hasta llegar. La solidaridad y la humanidad de
las personas hicieron todo lo demás.
Hoy
he regresado a casa, todo, gracias a la humanidad y a la generosidad de sus
gentes, también, las lejanas, como las cercanas.
He
aprendido por fin, que en el mundo hay muchos tesoros sin descubrir, y son sus
gentes, las personas que lo habitan. Las que con sus obras me han ayudado en el
vivir.
Hoy
desde aquí, quiero darte las gracias, todo muy simple, gracias a ti, mi querido
amigo, aunque no me conocías, no me dejaste morir en esos caminos.
Hoy
puedo mirar la vida desde otro concepto, desde otra perspectiva, y todo,
gracias a ti, amigo.
bayekas
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