Las
teorías que explican por qué las mujeres viven más que los hombres (17.03.2020)
David
Robson (BBC Earth - 9 octubre 2015)
En
cuanto nací, ya estaba destinado a morir antes que la mitad de los bebés en mi
servicio de maternidad, un destino que tenía pocas opciones de cambiar. ¿La
razón? Soy hombre.
Simplemente
por esto, se espera que muera tres años antes que una mujer nacida el mismo
día.
¿Qué
es lo que hace que los hombres mueran antes que las mujeres? ¿Cómo puedo evitar
esta maldición de género? Aunque esto se sabe desde hace décadas, solo
recientemente hemos empezado a conocer las respuestas.
Una
vez se pensó que los hombres excavaban su propia tumba. Bien sea trabajando en
una mina o arando la tierra, ponen una carga extra sobre su cuerpo y sufren
lesiones que luego les pasan factura más adelante.
Pero
si este fuera el caso, esperaríamos que la diferencia se estuviera reduciendo,
dado que los hombres y las mujeres están convergiendo en los mismos trabajos
sedentarios.
De
hecho, la diferencia en años de vida se ha mantenido estable a pesar de los
enormes cambios sociales que se han producido.
Si
pensamos en Suecia, que tiene los mejores registros históricos, la esperanza de
vida al nacer en 1800 era de 33 años para las mujeres y 31 para los hombres.
Hoy
es de 83,5 y 79,5 años, respectivamente.
En
ambos casos, las mujeres viven cerca de un 5% más que los hombres.
Tampoco
se ha probado con facilidad que los hombres abusen más de sus cuerpos que las
mujeres.
Estilo de vida o
cromosomas
Factores
como el tabaco, el alcohol y un exceso de alimentación pueden explicar en parte
por qué la magnitud de las diferencias de género varía tanto entre países.
Los
hombres rusos viven de media 13 años menos que las mujeres, por ejemplo, en
parte porque beben y fuman mucho.
Pero
el hecho es que los chimpancés, los gorilas, los orangutanes y los gibones
hembra también viven más que los machos de su grupo, y no se ven monos fumando
ni bebiendo.
Podría
ser que la respuesta esté en la evolución.
Si
la respuesta está en el estilo de vida, es difícil sacar conclusiones.
"Los
factores sociales y de estilo de vida tienen por supuesto un efecto, pero
parece que hay algo más profundo insertado en nuestra biología", dice Tom
Kirkwood, que estudia las bases biológicas del envejecimiento en la Universidad
de Newcastle, Reino Unido.
Hay
muchos mecanismos potenciales, como los cromosomas. Los cromosomas vienen en
parejas, y mientras las mujeres tienen dos cromosomas X, los hombres tienen un
cromosoma X y un cromosoma Y.
La
diferencia puede alterar sutilmente la forma en que envejecen las células.
Teniendo dos cromosomas X, las mujeres tienen el doble de copias de cada gen,
lo que implica que tienen uno de sobra si el otro resulta defectuoso.
Los
hombres no cuentan con este mecanismo extra. El resultado es que con el tiempo
más células pueden empezar a funcionar mal, poniendo a los hombres en un riesgo
mayor de enfermar.
Ciclo menstrual o estatura
Entre
las otras posibles explicaciones está la hipótesis de que el ritmo cardiaco de
una mujer aumenta durante la segunda mitad del ciclo menstrual, lo que genera
los mismos beneficios que el ejercicio moderado.
El
resultado es que se retrasa el riesgo de una enfermedad cardiovascular.
O
puede ser que se trate simplemente de una cuestión de tamaño.
La
gente más alta tiene más células en su cuerpo, lo que implica que tienen más
probabilidades de desarrollar mutaciones peligrosas.
Los
cuerpos más grandes también queman más energía, lo que puede perjudicar más sus
tejidos. Dado que los hombres tienden a ser más altos que las mujeres, se
enfrentarían a un daño mayor a largo plazo.
Pero
quizás la verdadera razón es la testosterona que dirige la mayor parte de las
características masculinas, desde las voces más profundas a los torsos más
peludos o las coronillas calvas.
La evidencia de los
eunucos
La
evidencia llega de un lugar inesperado: la Corte Imperial de la Dinastía
Chosun, en Corea.
El
científico coreano Han-Nam Park analizó recientemente los archivos detallados
de la vida en la corte desde el siglo XIX, incluyendo información de unos 81
eunucos cuyos testículos les habían sido eliminados antes de la pubertad.
Sus
análisis revelaron que los eunucos vivieron alrededor de 70 años, en
comparación con la media de solo 50 años entre otros miembros de la corte.
En
general, tuvieron una probabilidad 130 veces mayor de ser centenarios que el
hombre medio que vivía en Corea en aquel momento.
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Incluso
los reyes, que eran los mejores tratados de palacio, no lograron acercarse en
años de vida a ellos.
Aunque
otros estudios con eunucos no han mostrado diferencias tan pronunciadas, parece
que la gente (y los animales) sin testículos viven más años.
Las
razones son escurridizas, pero David Gem del University College de Londres
especula que es posible que el daño se produzca al final de la pubertad.
Y
señala los casos de los enfermos de salud mental recluidos en instituciones en
Estados Unidos a principios del siglo XX.
Algunos
fueron castrados a la fuerza como parte del "tratamiento".
Al
igual que los eunucos coreanos, también vivieron más que el resto, pero solo en
el caso de los que fueron esterilizados antes de cumplir 15 años.
Puede
ser que la testosterona refuerce los cuerpos de los hombres a corto plazo, pero
los mismos cambios los deja más expuestos a enfermedades del corazón,
infecciones y al cáncer.
La ventaja del estrógeno
Pude
ser que las mujeres también se beneficien del "elixir de juventud"
que ayuda a recuperarse de los estragos del cuerpo.
El
estrógeno femenino es un "antioxidante", lo que significa que limpia
restos químicos venenosos que causa estrés a las células.
En
experimentos animales, las hembras sin estrógeno tienden a vivir menos que las
que no han sido operadas, justamente lo contrario que sucede en los eunucos.
"Si
sacas los ovarios a un roedor, las células no reparar el daño molecular tan
bien", dice Kirkwood.
Kirkwood
y Gem creen que se trata de una ganancia evolutiva que otorgó tanto a los
hombres como a las mujeres las mejores probabilidades para pasar sus genes a
las siguientes generaciones.
Durante
el apareamiento, las mujeres tendrían más probabilidades de elegir a los machos
alfa, rebosantes de testosterona. Pero una vez nacen las crías, los hombres son
más prescindibles, dice Krikwood.
"El
bienestar de las crías está íntimamente conectado con el del cuerpo materno.
Esto implica que lo que más importa es que el cuerpo de las madres esté bien, y
no tanto el del padre".
Este
no es un gran consuelo para los hombres de hoy. Aunque los científicos admiten
que necesitamos seguir buscando una respuesta definitiva.
"Tenemos
que mantener la mente abierta sobre qué parte de esta diferencia puede
explicarse por diferencias hormonales y otros factores", dice Kirkwood.
La
esperanza es que, en algún momento, el conocimiento proporcione algunas pistas
que ayude a los hombres a vivir más.
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