Carta
de un Hijo a sus Padres (17.03.2020)
No
me des todo lo que te pida, a veces sólo pido para ver hasta cuánto puedo
tomar.
No
me grites, te respeto menos cuando lo haces, y me enseñas a gritar a mí
también, y yo no quiero hacerlo.
No
des siempre órdenes… Si en vez de órdenes, a veces, me pidieras las cosas, yo
lo haría más rápido y con más gusto.
Cumple
las promesas, buenas o malas… Si me prometes un premio dámelo, pero también si
es castigo.
No
cambies de opinión tan a menudo sobre lo que debo hacer, decídete y mantén esta
decisión.
Déjame
valerme por mí mismo, sí tú haces todo por mí, yo nunca podré aprender.
No
digas mentiras delante de mí ni me pidas que las diga por ti, aunque sea para
sacarte de un apuro, me harás sentir mal y perder la fe en lo que me dices.
Cuando
yo haga algo malo, no me exijas que te diga por qué lo hice, a veces ni yo
mismo lo sé.
Cuando
estés equivocado en algo, admítelo. Crecerá la opinión que yo tengo de ti y me
enseñarás a admitir mis equivocaciones también.
No
me digas que haga una cosa que tú tu no haces, yo aprenderé y haré siempre lo
que tú hagas, aunque no lo digas, pero nunca haré lo que tú digas y no hagas.
Cuando
te cuente un problema mío no me digas: no tengo tiempo para boberías o eso no
tiene importancia. Trata de comprenderme y ayudarme.
Y
quiéreme, y dímelo, a mí me gusta oírtelo decir, aunque tú no creas necesario
decírmelo.
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