Por
favor, déjame que te diga lo que nadie quiere oír. No somos perfectos, ni
tampoco especiales, puede que en algún momento punto en concreto no estemos muy cuerdos, de la misma manera que lo anterior, somos egoístas, no lo dudes.
tampoco especiales, puede que en algún momento punto en concreto no estemos muy cuerdos, de la misma manera que lo anterior, somos egoístas, no lo dudes.
No
pensamos en los demás; el prójimo, el que está a nuestro lado, en un momento
determinado para nosotros no existe, porque si lo hiciera, en cualquier momento
nos facilitaría su amistad, su compresión, incluso si fuera necesario, nos
brindaría su colaboración, pero nosotros, el ser humano, algunos, no todos, se
creen que, una parte de ellos, puede que una mayoría, no puede, mejor dicho, no
quiere hacerlo, según mencionan, el pensar en los demás es una pérdida de
tiempo y de oportunidades.
Así
de sencillo y natural es todo. El compromiso, el aceptarlo, conllevaría el
tener que ayudarlos, dar la cara por ellos; y nosotros, en nuestro egoísmo
propio no estamos por esa labor, no somos solidarios. Huimos de esos
compromisos porque no lo hacemos ni por nosotros mismos.
En
ese sentido, no nos gusta ni nos interesa las luchas sociales, de clase, y menos
de minorías, somos de aquellos que decimos si a todo, si bwana. Al ver una
injusticia, una explotación, un ser débil, o deficiente, que reclama, que pide,
que chilla, que nos solicita por favor, que le echemos una mano o las dos si es
preciso, nos damos la vuelta alejándonos de allí con la cabeza agachada y el
rabo entre las piernas, o con esa simplicidad que alardeamos nos cambiamos de
acera. Es esa la verdad que nadie quiere oír y menos ver. El egoísmo está
presente en todos nuestros actos y acciones, el pensamiento puro en general no
existe, porque es más fácil renegar de él, que tenerlo siempre presente, si lo tuviéremos
al uso, en todo momento, nos llevaría, mejor dicho, nos obligaría a un
compromiso con la sociedad, con los desfavorecidos, con aquellos que son más
débiles, que no se pueden defender.
Es
posible que en nuestro inconsciente lo tengamos presente, pero nada más,
exteriorizarlo sería obligarnos a defender los derechos humanos de todos, y eso
no da riqueza, no da garantía de beneficios.
Lo
nuestro es sumar y sumar a costa de los demás, esa es la paradoja de una
sociedad solo piensa en tener, sumar, amansar, antes que el de dar. Dar sería
reconocer que hay personas con necesidad. Nuestro espejo cuando nos miramos
solo ve una imagen, la nuestra.
bayekas
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