—
¿Qué te parece el prima-cuarta del pobre Romanones?
—¡Una
lástima, hombre, una lástima! Hace unos días segunda-tercia paliducho y
tristón. Sentóse en un rústico banco del paseo de los Ocho Hilos. Tenía la
cabeza entre las manos, y... sudaba. ¡Ya ves, él..., tan fresco siempre!
—
Por lo que yo prima-segundatercia, su preocupación obedece a haberle dejado
cuarta-tercia sus amiguitos Santiago, Manolo y Melquíades....
—
Entonces, claro, por eso hállase tan Todo.
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