El Kraken - La Biblioteca
Fosca 5 mayo 2008
El Kraken ataca a su
adversario con furia. Es algo más pequeño que él, pero
su exoesqueleto grisáceo no hay quien lo atraviese. Lo cubre con sus tentáculos e intenta aplastarlo, pero no hay manera. Un contrincante duro como una roca, cortante como un coral. Tubular y frío. Invadió su territorio con arrogancia insultante. Apoyándose sobre el limo rocoso para quedarse. Descansando tranquilamente. Quizás estuviese muerto. Puede que sólo durmiendo.
su exoesqueleto grisáceo no hay quien lo atraviese. Lo cubre con sus tentáculos e intenta aplastarlo, pero no hay manera. Un contrincante duro como una roca, cortante como un coral. Tubular y frío. Invadió su territorio con arrogancia insultante. Apoyándose sobre el limo rocoso para quedarse. Descansando tranquilamente. Quizás estuviese muerto. Puede que sólo durmiendo.
El Kraken comprende que,
en ocasiones, una retirada a tiempo es una victoria.
Suelta a su presa y
desaparece en un denso, opaco y colosal chorro de tinta.
En la superficie, apoyados
contra la barandilla de popa, dos hombres cenicientos observan como el mar se
vuelve negro.
Uno mudo, pálido,
transpuesto.
El otro burlón, casi
feliz, dispuesto a tener la última palabra.
-Así que son sólo unos
hilillos, ¿eh, Mariano?
Miguel Puente
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