La
vida es un continuo otra vez (24.04.2020)
Siempre
tenemos presente las palabras "otra vez". Siempre están ahí, para
que nos las digan, para oírlas, para decirlas. No se pueden dejarlas al margen.
que nos las digan, para oírlas, para decirlas. No se pueden dejarlas al margen.
Estas
manteniendo una conversación con alguien, de pronto ésta se pone tensa, de un
momento a otro puede que estalle delante de nosotros, y nuestro interlocutor
sin opciones ni argumentos se pone a histérico y desesperado a gritar
repetitivamente, "otra vez tú", dando por zanjado nuestro dilema sin
más, de nuevo, con "otra vez tú".
Llegas
a casa indignado por como transcurrió los acontecimientos, en un descuido, y
estando todavía sin creer lo sucedido, dejas caer una palabra sin más, una de
tantas que se dicen sin pensar, sin pecar, inocentemente, y tú pareja te suelta
en toda la cara, "otra vez tú", apenas llevas en casa un minuto, con
ello, con la pronunciación, "otra vez tú", te devuelve a la realidad,
que tú con mucho esfuerzo y templanza estabas intentando guardar en tu cerebro,
en ese ángulo muerto que tenemos.
Eso
te deja en un estado catatónico. Intentas reaccionar, pero suena el teléfono,
sin mediar ningún saludo de cortesía, la persona al otro lado del teléfono te
devuelve a tu estado original con esas maravillosas palabras, "otra vez
tú", agregando sin ninguna aclaración que pudiera dar veracidad a las
palabras restregadas sin compasión.
Pero
no queda muy claro todo lo anterior, entra tu hijo en la cocina, mientras comes
algo para salir del letargo que estás. Absorto con tus pensamientos para
comprender todo lo que últimamente estás escuchando, sin saludarte, ni
pronunciar una palabra cariñosa, te suelta si más, las palabras que estás harto
de escuchar en el día de hoy, "otra vez tú".
No
comprendes nada, todo lo que escuchas y sucede alrededor tuyo en este periodo
corto de tiempo te deja perplejo, intentas volver al estado de seguridad en el que
estás habitualmente, pero puedes, por eso haces oídos sordos a todos y a todo.
Te
vas al salón abrumado, accionas el mando de la tele e intentar distraerte con
tu serie favorita, antes de que aparezca la imagen, sale por los altavoces del
aparato, "otra vez tú". No te lo puedes creer, de verdad, estás en el
limbo de los vivos. Lo dejas todo, dirigiéndote a tus aposentos.
Una
en el interior, pones el reproductor de vinilos, en el mismo se encuentra tu
disco preferido, lo accionada, sin más, lo primero que puedes escuchar es,
"otra vez tú me dejas".
Harto
de todo, desconectas el reproductor, te pones el pijama, encamándote después.
Quieres
escuchar un poco la radio para relajarte. Empiezas buscar una emisora, perro
decides que sea el azar el que te indique la que tienes que escuchar, pones la primera
emisora que encuentras en el dial, de pronto lo único que oyes es, "otra
vez tú, y continua la frase, …estás presente con nosotros".
No
lo soportas, no lo aguantas más, sin pensarlo, apagas todo, te das media vuelta
en la cama, te arropas, dándote tú mismo las buenas noches, y le agregas, como
el que no quiere la cosa, "otra vez tú te vas a dormir, y a joderse, que
mañana, sin pensarlo será diferente".
bayekas
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