La
insistencia de algunos políticos y empresarios en desacreditar la
convocatoria del 29-M no puede deberse a la ignorancia, sino a una malevolencia cuidadosamente calibrada
convocatoria del 29-M no puede deberse a la ignorancia, sino a una malevolencia cuidadosamente calibrada
ALMUDENA
GRANDES 19 MAR 2012 - 00:07 CET
Tengo
la costumbre, no sé si buena o mala, de hablar sola. Repasar mis problemas en
voz alta suele ayudarme a encontrar soluciones. Desde hace algún tiempo, sin
embargo, hablo sola con el periódico, con la radio, con la televisión, y no me
sirve para nada. Sé que esta columna no será mucho más útil, pero confío en
que, al expresarme en público, logre al fin cerrar la boca.
Señoras
Báñez, Cospedal y Sáez de Santamaría, señores de la CEOE y de la CEPYME,
señores Mas, Guindos, etc.: la pe con la a, pa. La eme con la a, ma. Y de la
misma manera, desde que se fundaron en todo el mundo hace 150 años, la función
de los sindicatos consiste ni más ni menos que en hacer política. Las huelgas,
las movilizaciones, los manifiestos que sacudieron Europa en la segunda mitad
del siglo XIX, respondieron a iniciativas sindicales. Los trabajadores que se
agruparon para defender sus intereses entonces, plantaron la semilla de los
partidos que se fundaron después.
Como
todos ustedes habrán aprobado, como mínimo, el bachiller, supongo que están al
corriente de esto. Y estoy segura de que su insistencia en desacreditar la
convocatoria del 29-M machacando, una y otra vez, que es una huelga política no
se debe a su ignorancia, sino a una malevolencia cuidadosamente calibrada.
Permítanme, no obstante, manifestar mi estupor ante las consecuencias de
semejante estrategia. Ya sé que no vivimos buenos tiempos para la reflexión,
pero es sintomático que nuestros ministros recurran al adjetivo “político” para
intentar desprestigiar una movilización legítima. No se trata sólo de que
cualquier llamada a la resistencia cívica frente a una ley tan decisiva como la
reforma laboral sea, por su propia naturaleza, política. Lo más grave es que el
poder esté en manos de quienes denigran con tanta ligereza la función para la
que han sido elegidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario