Mientras
la sombra pasa de un santo amor, hoy quiero
poner
un dulce salmo sobre mi viejo atril.
Acordaré
las notas del órgano severo
al
suspirar fragante del pífano de abril.
Madurarán
su aroma las pomas otoñales;
la
mirra y el incienso salmodiarán su olor;
exhalarán
su fresco perfume los rosales,
bajo
la paz en sombra del tibio huerto en flor.
Al
grave acorde lento de música y aroma,
la
sola y vieja y noble razón de mi rezar
levantará
su vuelo suave de paloma,
y
la palabra blanca se elevará al altar.
En
este poema, el autor nos habla, con un lenguaje muy sutil, de la ilusión por un
nuevo amor que Machado presencia, llegará y al que quiere estar preparado.
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