Dijo
una voz popular:
«Quién
me presta una escalera
para
subir al madero
para
quitarle los clavos
a
Jesús el Nazareno?»
Oh,
la saeta, el cantar
al
Cristo de los gitanos
siempre
con sangre en las manos
siempre
por desenclavar.
Cantar
del pueblo andaluz
que
todas las primaveras
anda
pidiendo escaleras
para
subir a la cruz.
Cantar
de la tierra mía
que
echa flores
al
Jesús de la agonía
y
es la fe de mis mayores
!Oh,
no eres tú mi cantar
no
puedo cantar, ni quiero
a
este Jesús del madero
sino
al que anduvo en la mar!
Este
es un poema de carácter religioso, más concretamente, una crítica a la religión
andaluza. El poeta no se identifica con el Jesucristo representante de Dios,
como un símbolo inmóvil y estático, sino más bien con un Jesucristo que obra y
desarrolla acciones.
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